Y caminaba golpeando los dedos en las barras de las rejas
arañando sus nudillos en el concreto hasta sangrar
queriendo sentir algo que no fuese lo que le quemaba por dentro
y no había nada sentir ni que llorar
ya no quedaba dolor, ni lagrimas ni esperanza
todo calmo por fuera y muerto por dentro
cautivo de si mismo, de tanto camino recorrido,
de tanto sueño esperado ardorosamente
día tras día tras día tras día, como las mil y una noches prometidas
las mil y un frases escritas para conquistarla
las mil y un esperas, los días y las noches
y había dejado de esperarla
ya no quedaba otro camino que seguir mas que la resilencia
ya no quedaba mas que imaginar su reflejo a su lado en cada ventana
crecer, sanar, estar bien
Tanto paso caminado en el sentido contrario
Las ilusiones que cambió por mentiras
y el tiempo, solo el tiempo, que parecía su enemigo
que los separaba y que ahora no era mas que su hermano, su mejor amigo.
Con cada grieta de cada muro de cada edificio de cada cuadra de cada calle
Cada metro recorrido en cada segundo de cada día de cada semana
Se alejaba de si mismo, de ese hombre que tanto quiso ser y que no fue, y que por suerte no será
Porque no era él, ni sería feliz, y por cada costra, cada herida cicatrizada, crecería nueva piel
y un día ya no golpearía los muros, sino que abrazaría la brisa entre sus dedos.
y cada gota de sangre ya no sería más que hojas al viento en una tarde de abril.
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